domingo, 31 de enero de 2010

(Extracto de Necrología de un combatiente, otra obra más que nunca dio a luz sobre mi difuso escenario)





Gabriel:
Nací en un poso de mierda olvidado por dios.
Mi rabia no es contra usted ni contra dios.
El lobo no sabe porque es un lobo.
Ataco porque en la calle una brisa me nubla, me marea.
Las cosas no andan bien en nada.
El crimen a mi me lo heredaron ustedes,
con sus juicios,
con sus decomisos,
con sus violaciones a los derechos humanos,
con su plan cuadrante en la puerta de mi casa,
con sus cascos y escudos arrancando brazos frente a la televisión,
orinando masa con guanacos blindados,
con reportajes de mierda quedando como la caca de una generación.
Yo me armo hasta los dientes y defiendo mi propia luz.
Esta gran masa de tierra apartada le parece interesante porque aun no pueden hablar de desarrollo ni de que la pobreza murió.
Yo tengo todo lo que el futuro exige:
Tengo auto,
dos pisos de hogar,
un plasma de entretención,
computadores y programas bajando películas,
pornografía,
todo lo que tu sucia ciudad oferta día día.
Yo lo tengo.
Yo no envidio.
Yo no sufro.
Yo soy puro.
Yo defiendo y protejo el lugar que este puto país me lanzo.
Como el fuego que arrasa mil hectáreas mis hermanos y vecinos a tu televisor marcharan.
Aquí, la única victima seguirás siendo tu.
Tú y tú cobarde idea de no haber pensado antes y venirte a vivir acá.