sábado, 24 de octubre de 2009

Extracto del primer acto de la Historia 1 de “Narcisos”, obra que nunca fue estrenada.



La soberana: Esta noche se organizara un gran festín y ustedes serán mis anfitriones.
Maxi. Acércame la agenda telefónica. (Maxi lo hace)
Llamaremos a todos los conocidos por haber. Quiero la habitación repleta de espectadores. Aquí consagrare mi “despedida”.
Tendrán el provecho de ver un verdadero acto de humildad.

Pepe: No encuentro el motivo de la cuestión.

La soberana: Haya o no haya motivo debería darte lo mismo. Ya no me gusta tu tonito.
Anunciare mi retiro de las tablas.
Será gracioso.
Quiero armar un tongo.
Llamaran a mis colegas de trabajo.
Amigos suyos que solo en sueños han imaginado tenerme cerca, también llegaran.
Aquellos que se colen serán mas de un periodista.
La noticia será trascendente.
Todos pendientes al menor comentario.
Unos arrimados en el balcón.
Otros como animales con el cahuin desde el sofá.
El exterior de la casa estará repleto de camionetas y autos convertibles.
Aquella nube de humo de cigarrillos impedirá distinguir quienes se quedaron maldiciéndome en el jardín.
Y querrán tener a la Soberana cerca.
Y la soberana no estará.
Saldrá Pepe vestido de ella.

Pepe: ¿Cómo?

Maxi: (Ríe descontroladamente)

La soberana: ¡¡¡Silencio!!! Que desagradables. Ningún respeto.

Pepe: Es absurdo ¿Me conoces desde hace una semana y quieres que sea tu bufón de la corte?

La soberana: ¿No es acaso eso lo que te trajo aquí?

Pepe: Me cuesta tanto soportarla.

La soberana: ¿Te has sentido ofendido?

Pepe: Una mujer no puede obligar a hacer lo que el hombre no quiere.
Una mujer por mas hermosa que sea no puede convertir a aun muchacho en su articulo de entretencion.
No hay derecho.
Primero haga rodar mi cabeza por su balcón y ocupe mi cráneo como vaso para beber su decadente licor de burguesa.

La soberana: Te has puesto grosero.

Pepe: Mi soberana.
Adopto este aire de rebeldía solo cuando mi pecho presagia un fuego incandescente imposible de controlar.

La soberana: ¿Me amas?

Pepe: Maxi y yo estamos aquí porque usted nos llamo.
Corremos el riesgo de convertirnos en unos animales salvajes en cuanto se nos asoma alguna comisura de piel.

La soberana: ¿Crees que soy una puta?

Pepe: (Arrepentido) Nada de eso…pero...usted…sabe que…

La soberana: Yo no se nada y mucho a la vez. Cállate.
Entiendo tus intenciones.
Gustavo y Francisco te fueron con el cuento.
Quedaron trastornados con tanto dinero.
Pequeñas ratas predecibles. Me lo esperaba ¿sabes?
Aprende de Maxi que mira como coipo con hambre.
Es ese el matiz que debes adoptar.
Yo doy las órdenes.
Si obedeces, el divertimento y la entretención vendrán por si solo.

Pepe: Tengo derecho a protestar cuando algo no me parece.
Yo no quiero hacer de “Soberana”.
Yo no soy su travestí.
Pero puedo darle otras cosas mejores.

La soberana: ¿Qué cosa?
¿Lo que millones de hermosos hombres me han podido dar?
Tienes que estar demasiado enfermo como para creer que lo necesito.
He gozado toda la tarde con mi chofer.
No te puedes comparar.

Pepe: Al parecer no pudiste motivar uno a tu altura.

La soberana: ¡¡¡Basta!!! Suficiente. No quiero perder mi tiempo en celos infantiles.

Pepe: ¡¿Celos?! ¡¿Celos dices?!

Maxi: Lo siento. Yo me tengo que ir. A esta hora la locomoción es escasa.

La soberana: ¡¡¡Tú te quedas!!! ¡¡¡Nadie mueve un dedo de mi torre!!!
Vinieron por dinero. Tendrán su dinero. Pero será una recompensa por la organización de mi despedida. Pepe hará de “Soberana” y Maxi será un “Verdugo”.
Antes del anuncio oficial de mi renuncia, se teatralizara la decapitación de la Reina.
Un último acto como espectadora.
Voy al baño. Mi vagina revienta en sangre.
(Saliendo)
Y no se les ocurra girar la manilla de la puerta de entrada, porque soy capaz de salir a buscarlos y hacerme un guisado de asquerosos testículos sarteados.

(Maxi y Pepe solos)

Maxi: ¿Ves el tremendo forro en que estamos? Esto se a escapado de nuestras manos.

Pepe: ¡Déjame pensar!

Maxi: No hay nada que pensar. Larguémonos de aquí. No tiene ninguna autoridad sobre nosotros. Es una loca de patio.

Pepe: Siempre me la he querido tirar y eso es lo que vamos a hacer.

Maxi: No abuses de su padecimiento. Te empiezas a parecer a ella.
Sigues su juego.
No seas idiota.
¡Esto es estupido!

Pepe: Recuerda lo poco que te falta por viajar a Londres.

Maxi: Prefiero conseguir el dinero sin arrastrar mi orgullo.

Pepe: Más que el dinero, es el odio que siento por estas Narcisas de mierda.
Más incontenible es mi repudio cuando se sienten hermosas.
Y esta si que lo es.
Mi cuerpo se subordina por completo cuando alza la voz. Ese timbre. Esa fuerza.

Maxi: Es una vieja y esta chalada.

Pepe: Esto se ha convertido en algo estrictamente personal.
Si quieres irte, lárgate. Ya no estas obligado.

Maxi: No te dejare solo.

Pepe: Maricon. Déjame solo.
Si no estas a gusto con las circunstancias, entonces lárgate. Desaparece.

Maxi: No te dejare solo con esa zorra.
Esta desequilibrada.Es una suicida.

Pepe: Si te quedas, debemos organizar su despedida como lo pidió. En la fiesta podremos hacer lo nuestro. Si no quieres hacerlo por lo marica que eres, entonces solo yo robare lo que quede de su fertilidad. Quiero reposar en su vientre todo lo que mis venas bombeantes de sangre puedan dar.
Quiero que sea esclava de mi sexo.
Quiero verla implorar de dolor.
Será mi lasciva venganza.
Mi gran victoria.

Maxi: ¡ Estas enfermo!

(Entra la Soberana fumando un cigarrillo de marihuana)

Subjetividad.


La imaginación es una puta traidora estafadora,
que mira y que esquiva tras el umbral de mis anhelos.

Me ordena.
Me desordena.
Se incrimina y se retrae.

Me corteja y me seduce y me toma y me deja y me provoca y me olvida.
Me reduce a la pureza de un idiota.

Me abandona reivindicándose en el genio de otro.
Revistiéndolo de encanto y autentico fulgor.

¡Me traicionas porque estoy maldito hasta los huesos en igual dolor!

Y todos los de tu arte me escarmientan como plagiador de tu original talento, de tu propia voz.

Me refiero a ti.
Si.

Ya ni se que nos diferencia.
Mucho es.

Busco por debajo de mis miedos lo que en ti es la fortaleza superior.
Lo que en ti es corazón en mi es piedra o espanto mayor.
Busco la mueca compulsiva que deforma la seriedad de mi presencia que tanto criticas.

Yo soy el enfermo real.
Tú has enfermado a voluntad.

Busco personalidad en todos mis encuentros a distancia.
A todos engaño.
A todo les hurto.
A todos corrompo.
A todos aburro.

No hay espacio para la creación en una mente cansada y humillada.
Me reinventare.
Lo digo.
Un estilo no es cosa de suerte.

Escribiré sobre la caca.

soundtrack de Peter Gabriel para "La ultima tentanción de Cristo"

viernes, 23 de octubre de 2009