lunes, 13 de septiembre de 2010

Arriendo puto


Cuantas veces lo he tenido tan cerca de linchar

Hasta mis manos se han empuñado agarrotadas sugiriendo esa cruel señal

Es que están difícil mirarle a los ojos cuando tu escusa no tiene razón ni lugar

--Ha pasado casi un mes entero sin pagar ese arriendo—dice mi santa Madre, y todo es un mareo un dolor de cabeza en ambos con la fuerza de un volcán.

--Es necesario tomar las cosas con calma mamá, para que mortificarnos más, todo pasará. Calma, relájate, no te hace nada bien sobrecargarte así por dios. Cuando uno puede puede. El señor Briceño tendrá que esperar no más.

Escuchando esa ultima frase, ella enterró sus ojos devastando los últimos escollos de nuestra discusión. –Igual que tu padre, igual.Lo mismo.Esa irresponsabilidad, ese descaro sin importarle en pelo nada, esa bajeza con que enfrentan las cosas. No se puede vivir así.

--No me compares, por favor. Aquí es otro el caso. No te engañes. Mi situación no es buena, lo sabes. Pero no puedo pensar en lo que no hecho, prefiero pensar en lo que viene —le dije confiado en que era lo mejor. Y ella giro su mirada directo al Reality en pantalla, situando su confusa fe dentro del tubo distractor.

¡Ah, cuanta verdad tiene ella al no decir mas!