lunes, 26 de abril de 2010

Deseo


¿Y porque no alcanzar la luna y traerla delante del desaprobatorio juicio de lo moral?
¿Y porque no hacer posible lo que en uno es arbitrio de los demás?
¿Por qué no ventilar el escándalo de nuestras páginas en blanco, sanas e insanas, negras cenizas que nuestra mente oculta por temor a las represalias?
¿Para que las pausas? ¿Para que los pretextos?
¿Para que tanta cultura si ninguno aprendió nada?
Vestiré algunos deseos: vaciarme sin límites, entero y en fragmentos, dejar los huesos expuestos a la crítica.

sábado, 24 de abril de 2010

Rumbo


Sigues un rumbo frontal-sin espacio a una retirada-avanzas diluido en convicciones gastadas-te comportas altivo cuando el intelecto habla-cambiante divagas-tu animo improvisa un renovado vuelo-maldito escupes la tierra en escarnio- triste memoria que debería apagar-cosas de la mente que vienen y van-una cosa observable-imaginería perpetua-inconforme velocidad-solo espera-descansa altivo-conforma tu estado

jueves, 22 de abril de 2010

I`m a real artist


¿Qué hace ese hombre conmigo que no me quita los ojos de encima?
¿Cómo puede adivinar mi pensamiento, mi deseo, mi rabia?
¿Cómo puedo deshacerme de lo que el fuego esta petrificando?
Los dichos…el viejo refrán de un hombre culto que aplasta la prudencia.
Ese hombre que no se calla.
Habló por mí, por los que estaban y por los que en algún momento vendrán e intentarán poner fechas a los acuerdos de su labia.
No se que pensar ni como sentirme cuando otra personalidad desplaza.
No se si serán motivos divinos que articulan los músculos linfáticos, cefálicos, no se que función enciende su verbo pero explota tan negro delante de mis ojos, que me pongo verde inundando de vomito la envidia que cae de su tal descaro, olvidando el sentimiento sumiso de no responder al menos en silencio mi propia replica.
Ante semejante estridencia, ¿Como no podré tragarme las ideas y dejarlas como justa saliva de mi único alivio?
No puede provocarme tanto. No debe.
Es más que un hermano.
Un compañero ideal.
Pero el yo-yo-yo-yo-yo-yo-yo, es wagnerianamente incomodo.
¿Cómo encontrar un punto de paz?
Escuchándonos quizás, todo el rato, eternamente sin condiciones.
¿Podrás?