
Resistí sumisamente el silencio inamovible de la lluvia
La espera de mi corazón hambriento encontró la prudencia correcta
Todas las horas bajo una larga lluvia sentida
La temperatura: un desinteresado roce vecino.
¿Por qué tus manos atadas?
¿Van tus ojos tranquilos, prontos a soñar?
¿Qué deseos te figuran mujer si aun somos esclavos de la soledad?
Duerme tranquila.
Nunca escarbe daño
Si voy por ti…
Sujétame
Estoy temblando a tu olor.