lunes, 22 de febrero de 2010

Delirio en persecución


Voy de un torrente a otro como un cáncer del mal.
El verdugo de las horas estrangula el sueño en un fracasado descanso
Las ideas duelen in-somníferas.
El pensamiento quiebra imperfecto.
Todo el mundo cruje bajo la poza negra
que se arquea de lado a lado
y sucumbe imponente
en los barrocos espacios
de un reinante caos
imposible de a-pagar.
Esto es el mismísimo infierno.
Rocoso
Pedregoso
Filoso
Desestabilizador
Una quimera suntuaria;
Ombligo de un limbo atenuante;
Un perezoso dolor.
Voz vertida al veneno culto hipócrita de mi deslealtad
Voz extinta de virtudes
Voz subterránea que dice:
Misógino
Avanza
Entúbalo
¿Para qué tan maricón?
Voz ambivalente que responde:
La homosexualidad es un consuelo.
Voz iracunda de contra golpe:
No dejes que la miren
No dejes que la toquen
Húndete con ella
Esos pechos son tu norte
Tu libido instinto;
un incandescente hierro compañero

Voy por cavernosos senderos
Como ríos de hambre
En insalubres deseos

Vuelvo regreso parto y reincido
Escabullo sumiso falso y me vicio
Voy
lo sé
Sin nada fijo
En el animal innombrable
Tentado en el cause a vivir sin paz

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