
Cuando transito de estrofas a párrafos reiterando tanta inseguridad cansada, reflexiono cuan incompetente y bastarda resultó nuestra formación. Si mis pretensiones literarias intencionan un destino, creería rotundamente que su origen devendría de aquella visible fatiga actual y pasada que nuestros cuerpos iluminan. Todo se reduce a mirarlos fijos y visualizar la inequidad de nuestras almas vecinas; cabizbajas en intermitentes consuelos.
Me refiero principalmente de aceptar obedientes los antojos de nuestra exigente codicia, saciarnos tan rápido sin demora y sin quedarnos conformes del todo; ambigüedad tan vieja en los prontuarios de la historia. Esta es una impresión sensorial de lo que se cree por individualidad, de lo que se infiere por “vacío transitorio” en diversos estados de avidez.
Centrándome en lo que sería mi tema sin precisar aun, comento todas estas cosas con la intención de aclarar ciertos prejuicios sociales, arraigados en el centro de la crítica, quienes obligan a justificar los frutos de nuestra inacabada creación para egoístas comentarios narcisistas.
Participando en una generación impulsiva con deseos inmediatos y enfermedades de extrema urgencia, dialogo sobre la observación del lugar que ocupamos cuando somos depresivos. No quisiera evocar la defensa argumentando mi trabajo escrito, pero existe una enorme brecha vivencial a la hora de interpretar los resultados leídos. Verbos conjugados con intensa desmaterialización cultural ayudarían a entramar esta complicada idea:
“no podrán decir que esto no es una danza, guau.
Como juegas te tiras a quien sea.
¿Cómo?
Rózamelo.
Eso
Aplícamelo.
Eso.
Lento
Que suene.
Que no ves como se te erizan los pelos como que se te prende el aire que circulas hasta quemar los labios dejándote tan dócil en alcohol de ensueños…
Si un encierro potencia tu pelvis ocúpala.
Chupame toda.
Lo chupa.
La chupan.
Se chupan.
Virtualmente
Tan solo al pensar se detienen los flujos y los influjos transmutados de cuerpo en cuerpo, transacciones banales con sabrosa resaca sin vacilar al momento de poder tragarse.
Musicalidad
Un traficante nocturno espera
Esa botillería repleta
Esa gente vive
Esa gente alegre.
Todos desconocen la mitad del mundo apagado
Todos vuelan comenzando la mecánica de juegos y de abrazos costumbristas.
Y si recuerdan esto: el aire huele a anfetas…
y yo permanezco enterrado en el lodo
evadiendo la cruel herida
quedando solo en casa
esperando la respuesta para un eventual empleo”.
Intentos por diagnosticar nuestra marcha
Generaciones jóvenes de todos los siglos, proyectando diversas obras, diversos giros en sus contemporáneos roces.
Aquel sombrío comportamiento despertó curiosidad entre la vieja tradición, juzgándose los meritos espirituales con censura indecente, acopio mundano y extremado orgullo inconciente. Sin embargo nos consumen porque construyen políticas y solventamos su negocio.
Sin cómplices nombres culturales, vemos la porfía que caracterizó el uso de la unión durante su ilusoria libertad. Esa oscilación conductual centra mi completo interés, mi mayor aprendizaje.
Si ninguno afirma la veracidad de estas líneas será quizás que permanece en la parte más distante de la comprensión normal de la emoción, sector más frío de las percepciones latentes. Sin embargo existe una ineludible contradicción al momento de mirarlos a todos con sus brincos y con sus risas frescas, con esa mirada triste ante duros ojos, deambulando la gloria al cuerpo de las gozadoras reuniones, sitio de noche a sol que sacude la sensibilidad de los caídos, porque nuestro originario adn indo-español transmuta en su aventura tirana, como toda soberanía ecuánime, se expone a la intemperie una vulgar herida. Pero ese es otro tema que no precisaré. Prefiero continuar por los laberintos más cercanos que mitigan lo más insondable de cada alma: la honesta felicidad; resultante de un cúmulo de fuerzas organizadas, dominadas bajo mezquinas políticas y una visión proteccionista de riquezas arrancadas. Universal lucha de clases. No hablo del marxismo, ni de las explicaciones dialécticas sobre el Estado y la propiedad privada. Cada aseveración que ejemplifique, sin duda resonará ciertos términos pragmáticos, pero no es mi interés parecer bien informado cada vez que los mencione. Aludo a la lucha de clases solo para proyectar transversalmente una imagen, la de una paliza del orgullo antes de cualquier derrota.
Continuo:
“Yo no tuve zapatillas a medida para llegar a ciertos puntos.
No tuve padres que se amaron por sobre todas las cosas
ni en la enfermedad ni por sobre nada.
Yo y yo y yo me condeno una culpa mental dentro de todo pensamiento.
Como si lo arrastrara la sangre,
los polvos,
la nicotina,
los fármacos,
el pito,
mi aire.
Sin embargo no rechazo el placer de vivir tras los muros de la identificación
Quizás exista un mayor goce permanecer monástico,
retirado del engaño y la falsa ilusión que te prometen los cercanos
Todo el mundo piensa que así comienza el daño,
la soledad y el fichaje de los postergados
De todas formas ya nada importa
Toda proyección siempre se vulnera,
ya sea con la indeferencia humana o el predominio de la misma naturaleza
Los hijos de toda una generación castrada vagamos con el ímpetu de luchadores y todas las realizaciones personales se sobredimensionan con exigida necesidad. Este país se independizo así. Sin embargo independizado nunca estuvimos del todo.
Nos formamos con la vieja tradición de formar familias, de construir hogares, cultivando valores y haciendo patria (sin discutirlo del todo). Y es que hasta en la depresión misma me veo dependiente por el ocio importado de alguna lengua extraña que proviene de los desarrollados continentes. La música, el porno, la cinefilia…construyen el cubo donde habitar los gritos y la desesperación contenida.
Si vieran mi casa, entenderían. Casa muy similar a algunas, solo algunas. Modernas y pobres prestando suerte al tiempo. Muchas cosas prestadas, otras robadas, algunas ganadas en sano juicio. Los electrodomésticos proliferan sin el dinero para cancelar su corriente. Estamos al borde de prostituir a nuestra familia, porque la ley nunca fue pareja y si algunos ostentan metiendo su mano al bolsillo con intenciones solidarias no dudaría en pensar los intereses esperados por semejante gesto. Todo es plata y eso cansa. Interés y cambio. En base a estas circunstancias retomo lo inicial; no estamos formados para resistir un trastorno sicológico ante la voracidad de la sociedad de consumo y el neoliberalismo triunfante;un sistema tan viejo interpretado como el nuevo cambio social;falacias de los historiadores que se hicieron economistas por necesidad.Egoísmo nada más.Cosa igual que yo.
...
(segunda parte por publicar)
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