
En el decir de las cosas me rompen las ganas de abrazarlo todo.
Un desconocido desconoce mi ímpetu aventurero.
Pretende menoscabar mi sueño.
Al escucharlo desconcierta su disfrazada envidia.
Yo le atiendo su celo.
Amablemente.
Respetuosamente.
Enferma de ingenuo.
Cara a cara replico:
-“Tu sinfonía no se escucha. Es sorda e improductiva. ¿Quieres hablar? Escúchame:
Tu crítica viértela al suelo. Comencemos de nuevo. Hay tiempo de amigos. Créeme”.
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